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Nuevos datos han revelado que la economía del Reino Unido se contrajo inesperadamente un 0,1% en marzo, ya que los hogares y los consumidores siguen recortando ante la crisis del coste de la vida.
El producto interno bruto cayó un 0,1% con respecto a febrero, cuando el crecimiento se mantuvo estable, informó el jueves la Oficina de Estadísticas Nacionales. Esto significó que la economía se expandió solo un 0,8% en el primer trimestre, menos que el 1% previsto por los economistas.
Si bien el crecimiento trimestral hace que la producción vuelva a situarse por encima del nivel anterior a la pandemia por primera vez, es casi seguro que marcará el punto más alto del año, ya que se espera que la peor oleada de inflación desde la década de 1980 haga que la economía pierda impulso rápidamente y, posiblemente, caiga en una recesión.
En otras partes de Europa, tanto Finlandia como Suecia han anunciado formalmente su decisión de unirse a la OTAN. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia amenazó con tomar represalias «técnico-militares» no especificadas. Anteriormente, las autoridades rusas habían advertido que podrían colocar armas nucleares en el enclave de Kaliningrado, en la costa del Báltico.
En los Estados Unidos, las acciones registraron otra semana de pérdidas, ya que los inversores parecían mostrarse cada vez más escépticos ante la posibilidad de que la Reserva Federal pudiera lograr un «aterrizaje suave» para la economía, aumentando los tipos lo suficiente como para controlar la inflación sin provocar una recesión. El índice de volatilidad del Cboe (VIX) se mantuvo elevado, aunque ligeramente por debajo de su máximo reciente. El valor de muchas criptomonedas se desplomó, lo que sugiere aún más un fuerte entorno de aversión al riesgo.
Finalmente, en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania, el gobierno de Japón acordó en principio prohibir las importaciones de petróleo ruso con otras naciones del G7. El primer ministro Fumio Kishida destacó la importancia de la coordinación del G7. Sin embargo, hizo hincapié en que había sido una decisión difícil, dada la dependencia del combustible ruso por parte de un país con pocos recursos, y que Japón se tomaría su tiempo para reducir o suspender las importaciones como parte de un enfoque gradual para minimizar el impacto negativo en la vida de las personas y las actividades empresariales.