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Los precios siguen aumentando a su ritmo más rápido en más de 40 años, y la tasa de inflación del Reino Unido supera los dos dígitos por primera vez desde 1982.
La inflación alcanzó el 10,1% en los 12 meses anteriores a julio, frente al 9,4% registrado en junio, según la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).
El Banco de Inglaterra ha dicho que la inflación podría alcanzar un máximo de más del 13%. La cifra fue más alta de lo que esperaban los economistas, y el aumento de los precios de los alimentos fue el que más contribuyó, y los costos de la energía, la gasolina y el diésel también contribuyeron a ello.
El aumento de los costos de vida está afectando los presupuestos de los hogares, ya que los precios suben más rápido que los salarios.
Los costos de transporte fueron otro factor importante que contribuyó, y las tarifas aéreas y los billetes de tren internacionales aumentaron particularmente.
El aumento de los precios mundiales de los productos alimenticios básicos, tras la invasión rusa de Ucrania, ha sido uno de los factores que han hecho subir los precios en las cajas de los supermercados. La guerra ha interrumpido los suministros de los dos países, que son los principales exportadores de productos como el aceite de girasol y el trigo.
Algunos productos básicos, especialmente los cereales y los aceites comestibles, se han reducido considerablemente, pero normalmente pasa un lapso de unos seis meses antes de que eso repercuta en los precios de las estanterías.
Si bien el Banco de Inglaterra y otros habían pronosticado que la inflación superaría el 10%, la mayoría de los economistas no esperaban que se produjera con tanta rapidez, ya que la última previsión consensuada rondaba el 9,8%.
Las causas son conocidas: la reapertura de la economía mundial después de la pandemia, que hizo que el suministro de bienes como el combustible no pudiera satisfacer la creciente demanda, agravada por la guerra en Ucrania, que interrumpió aún más el suministro de productos como gas, trigo y aceite para cocinar.
Esto ha provocado un aumento de los precios de producción (precios de los productos a las puertas de la fábrica), que aumentaron un 17,1%, más rápido que desde 1977.
Se espera que la tasa de inflación siga aumentando en octubre, cuando las facturas de energía aumenten.